Recogía agua del Barranco de la Alberquilla y regaba las huertas del Arroyo de la Cañada a su paso por los Tajos de las Puentezuelas.
Contaba con un pequeño acueducto, en los alrededores existen vestigios de construcciones arqueológicas romanas como un puente, una villa y una necrópolis, lo que hace pensar en la instauración agrícola en estos pagos desde una época muy antigua.
En las últimas visitas se han soterrado algunos de los puntos memorables, como es el caso de La Charca.
La falta de agua superficial -debido entre otros factores al pozo que abastece el pueblo de Íllora-, y un régimen pluviométrico más escaso, han hecho de este valle un lugar donde han desaparecido muchas huertas, incluso se han sustituido por unas balsas de alpechín que afean enormemente lo que fue un mosaico hortícola.