Pozos

 

Hasta finales de los años noventa del siglo veinte existían en Íllora unos artesanos poceros. Precisamente conservan sus descendientes ese apodo. Ya no se hacen pozos artesanos. El nivel freático es profundo, la obra en los pozos artesanos cuesta mucho. Los pozos actuales son asépticos. No existen ya ventajas para realizar pozos tradicionales, por tanto, los que quedan han pasado a ser parte de la herencia etnográfica.

Algunos de ellos se han destruido delante de nuestras narices, como en el caso del que acogía un antiguo cortijo en Molino del Rey, cuyas aguas profundas acogían un tesoro: una población de gallipato (Pleurodeles walt), un anfibio urodelo muy amenazado en la provincia.
Los pozos tradicionales corrían riesgos por caídas accidentales o contaminación del agua. Se construían cuando no existían los potentes motores que sacan el agua desde profundidades de centenares de metros.
Sin embargo, la conservación de una relación de pozos aporta conocimiento a las nuevas generaciones del patrimonio antropológico.
La mayoría de estas obras hoy día han desaparecido. Es cierto que ya no tienen el valor práctico que tuvieron en una época menos mecanizada. Los que quedan, en muchos casos no llegan a tener una función práctica o se encuentran secos. Muchos de ellos se rellenaron de rocas para evitar accidentes o simplemente se eliminaron para ganar terreno cultivable. De lo poco que queda daremos un repaso en la siguiente lista, para que quede constancia de que un día estuvieron presentes estos lugares vinculados a la vida y la abundancia.

POZOS