A un kilómetro abajo del arroyo homónimo se encontraba una antigua presa y acequia terrera que regaba las huertas del margen derecho de éste, hoy convertidas en olivares.
Cada año se realizaban obras de acondicionamiento por parte de los agricultores propietarios.
Dejó de usarse a mediados de los años setenta del siglo XX.
Como ha pasado en otros puntos donde se riega con agua superficial proveniente de arroyos, éstos se hacen cada vez más escasos y con estiajes acusados.
En este punto se une una fuerte contaminación debido al vertido de aguas fecales directamente sin depuración al arroyo.
Cuando disminuye la calidad y la cantidad del agua, ésta acaba perdiendo valor, al igual que las infraestructuras que la acogen.